Sandrine Sagnier.

 

• Nombre Completo: Sandrine Sagnier
  
• Apodos: San, de toda la vida.
  
• Edad: 11 años
  
• Lugar y Fecha de Nacimiento: Limoges, Francia - 12 de Diciembre de 2002
  
• Orientación Sexual: Heterosexual
  
• Enfermedad: Impulsos homicidas
  

  De entrada no es una persona habladora o que llame mucho la atención. No es tampoco de las que se quedan observando y tampoco es tímida pero definitivamente no tiene material de prom queen ni nada que se le parezca. Es de trato sencillo y amigable, su personalidad no atiende a una madurez exagerada ni a un intelecto desproporcionado: es inocente, relajada y bastante feliz, lo normal en una niña de su edad.

Le gusta la ropa de colores, las flores recién cortadas, los gatos (ha tenido muchos gatos) y las duchas calientes por la mañana. Le da vergüenza admitirlo pero aún le da un poco de miedo la oscuridad y se duerme con facilidad solo cuando oye gente de fondo o ve alguna luz encendida. Seguramente los esbozos de su enfermedad provienen de su mente plástica e influenciable y de su necesidad de ayudar a solucionar los problemas de la gente. No sabe ponerle límites a su voluntad altruista y no llega a comprender la magnitud de sus actos, ni mucho menos las consecuencias.

Como resultado de todo eso mató a su gato Louis XVI cuando éste se quedó ciego de un ojo para aliviar su sufrimiento y casi ahoga a una de sus amigas para ayudarla a superar su temor al agua en una clase de natación en la escuela. Siempre que ve las noticias y demás considera que todo el mundo debería ser igual de solidario que ella, así que no entiende bien por qué sus padres han decidido meterla a una escuela especial ni nada por eso. No les recrimina nada y, con las limitaciones de la edad, piensa que estar en una escuela con gente diferente es un reto personal para echarles un cable en sus quebraderos de cabeza.

Rubia, bajita, de ojos marrones tirando a verdes. Usualmente tiene la mirada perdida, como ausente. Siempre lleva jerséis a rayas, falditas de princesa y bailarinas. Le encanta la ropa y los accesorios coloridos. Usa gafas graduadas desde hace más de un año; le diagnosticaron miopía muy jovencita y tiene varias dioptrias en ambos ojos así que solo se las quita para dormir. Tiene un antojo en el reverso del tobillo izquierdo; a los siete años se creía la muy muy porque se pensaba que era un tatuaje de esos que lleva la gente cool.

Sandrine nació a finales de año en el seno de una familia de clase media-baja y ha vivido toda su vida en un barrio de obreros de Limoges, en Francia. Su padre trabaja como vigilante de seguridad en un centro comercial y su madre es carnicera así que nada de grandes lujos ni mucho menos. Por buen manejo de la contabilidad o lo que fuera, Sandrine y su hermano siempre tuvieron un nivel de vida superior al de la renta de la que gozaban y sin vestirse con ropa de marca o manejar bicicletas flamantes rara vez no pudieron estrenar juguetes en las navidades o festejar con sus amigos su cumpleaños como dios manda.

Ambos progenitores se partían el lomo para darles a sus hijos una buena educación y demás complementos de lo que un niño considera una vida plena con la esperanza de que fueran gente importante. Durante el año, Sandrine atendía la escuela a la que iba su hermano tres años mayor y en verano pasaban unas semanas en París, en casa de sus abuelos maternos. En definitiva, que tuvo una primera infancia absurdamente corriente y estable.

Los problemas llegaron cuando su enfermedad se evidenció con más definición; al empezar a recabar más raciocinio, Sandrine comenzó a tener una conducta muy poco apropiada para alguien de su edad (o cualquier edad) Su padre la llevó a un psicólogo después de que asfixiara a su gato y se lo dijera a sus padres como si hubiera hecho algo bueno. Estuvo asistiendo a una terapia más o menos cara con un psicólogo que, tras año y medio de tratamiento, consideró que necesitaba cuidados más radicales. Utilizó como pruebas explicativas los dibujos que había mandado a Sandrine como "tarea", en los que aparece ella subida encima de un amigo doliente que lo estaba pasando mal por el divorcio de sus padres o otro en el que aparece enjaulando a un montón de gatos.

La niña continuó yendo a la escuela normal, solo que esta vez asistía a un psiquiatra que le prescribía medicamentos varios para mantener a raya sus impulsos "altruistas", como un especialista dijo que ella los contemplaba. De esa forma su necesidad de volcarse en los demás se subyugó un poco, pero tuvo un brote la primavera pasada cuando sumergió la cabeza de una compañera durante casi un minuto con el fin de que superara su hidrofobia. Con cada burbuja y cada movimiento frenético, Sandrine creía que estaba haciendo bien. Que de verdad la estaba ayudando. Después de que el director concertara una entrevista con sus padres, se decidió que Sandrine no continuara su escolarización de momento.

Sandrine acabó en Morrigan's pero no sin antes haber visitado centenares de hospitales semejantes durante todo un año. Tras varias consideraciones y a pesar de los impedimentos y trabas legales que les pusieron, aceptaron su caso gracias a la influencia de un viejo colega de Philippe.

Philippe Sagnier: Su padre, 45 años y vigilante de seguridad en un centro comercial. Lleva bigote y es uno de esos hombres gigantes que podrían salir en películas de acción.
Claire Albert: Madre, 45 años y carnicera en un mercado local. Sandrine la admira mucho.
Guillaume Sagnier: Hermano mayor, 15 años y actual estudiante de instituto. Sandrine y él tienen una buena relación pero nunca fueron inseparables ni nada por el estilo.
Louis XVII: Su último gato, lo quiere muchísimo y es lo que extraña más de menos en Morrigan's.

- Su bolso con forma de pato. Lleva colores, una libreta de dibujo, un juego de burbujas con forma de teléfono móvil…