Holly Brooks

• Nombre Completo: Holly Brooks
  
• Apodos: -
  
• Edad: 23 años
  
• Lugar y Fecha de Nacimiento: Boston, 1990
  
• Orientación Sexual: Heterosexual
  
• Enfermedad: Esquizofrenia
  

Bizarra es una palabra que la describiría a la perfección. Holly no es una persona reservada… la mayor parte del tiempo. No tiene problemas a la hora de acercarse a alguien e iniciar una conversación. El problema viene al desarrollarse dicha conversación, cuando sus problemas mentales se hacen cada vez más evidentes. Ve cosas que no están ahí, oye cosas que nadie más escucha. Mención especial al “Hombre Hueco” un ser “imaginario” al que Holly suele dirigirse. Perfectamente podría estar en mitad de una conversación con alguien e interrumpirse para escuchar una voz inexistente para responderla a continuación. A veces, Holly tiene miedo de este “Hombre Hueco”, teniendo puntuales ataques de pánico o incluso ira. El resto del tiempo, no obstante, parece una persona tranquila, aunque extraña. Los médicos se refieren al Hombre Hueco como una faceta de la propia Holly, pero nunca delante de ella. Insinuarle a Holly que ella es ese Hombre Hueco nunca ha traído buenos resultados.

Le tienen prohibido hablar de sus “cuentos de fantasmas”, pero es algo que simplemente no puede evitar, porque ella no cree que sean cuentos. Ella dice conocer la verdad, y a sus ojos, esas personas que la censuran solo pretenden ocultar sus secretos más oscuros. Oh, si… porque todo el mundo los tiene. Y a Holly le encanta descubrirlos.

Le gusta hacer intercambios con las personas. No tanto de objetos, sino de información por información o favor por favor.

Holly viste siempre una chaqueta oscura con capucha sobre sus ropas, la mayoría proporcionadas por el hospital. Es una chica de estatura media, cabello corto y oscuro y ojos de un profundo color castaño. Antes solía llevar algunos piercings, pero en su entrada al hospital todos estos objetos potencialmente peligrosos le fueron arrebatados.

Desde muy temprana edad, Holly siempre fue una chica… diferente. Solitaria, con dificultades de cara a las relaciones sociales debido a lo inquietante que resultaba para otros niños ver su extraño comportamiento y escuchar las conversaciones que tenía consigo misma, dirigiéndose a un tal “Hombre Hueco”. Al principio, todos pensaban que se trataba de un inocente juego del amigo invisible y una etapa que pasaría… y, en cierto modo, lo hizo. Por unos pocos años, solo tuvo hechos aislados.

Cuando entró al colegio, los episodios se repitieron con renovada frecuencia, lo que ocasionaba las burlas de sus compañeros y sacaba a la luz lo crueles que podían llegar a ser los niños. Pero a muchos de ellos, Holly les aterraba con historias demasiado macabras para niños de esa edad. Decía que podía ver fantasmas, que existían todo tipo de horrores ahí fuera, esperando. Debido a este comportamiento, el psicólogo de la escuela se puso en contacto con los padres de Holly, diagnosticando que tan se trataba de que Holly buscaba la forma de llamar la atención. Su madre, ofendida por la supuesta insinuación de que no la prestaban la atención que necesitaba, decidió sacarla de aquél colegio y enseñarla en casa. Y así fue hasta el comienzo del instituto.

Allí, muchos de sus compañeros se sintieron atraídos por la “enigmática” Holly. Siempre había alguien que la pedía hablar con fantasmas o que le explicase ese “otro mundo” que nos rodeaba y que ella podía visualizar. Se integró bien en un grupo gótico, donde se sintió aceptada por una vez en su vida. Pero el Hombre Hueco no decía lo mismo…

A los 19 años, se produjo el hecho que cambió radicalmente la vida de Holly. Al Hombre Hueco no le gustaba que tuviera compañía. Y su voz, finalmente, fue atendida. Holly llevó a una vieja casa abandonada a tres de sus amigos, con el pretexto de que les enseñaría algo muy especial. Ella les vendó los ojos, retirándose y pidiéndoles que no se quitaran la venda, pasara lo que pasara. Aprovechó esto para rociar la habitación con gasolina. Después, solo necesitó una cerilla.

La presencia de aquellos jóvenes, sin embargo, había llamado la atención de una vecina quien, cansada de las incursiones nocturnas a la casa de al lado, marcó el número de la policía. Dos agentes llegaron a tiempo para contemplar el fuego.

Los tres amigos de Holly fueron ingresados en el hospital con quemaduras graves. Uno de ellos murió la misma noche. Holly no sufrió daño alguno. Fue retenida por la policía hasta el día siguiente, cuando se celebró el juicio. Un especialista la evaluó previamente, descubriendo demasiado tarde que Holly no quería llamar la atención, sino que sufría de una aguda esquizofrenia. Este hecho repercutió en la decisión de ingresar a Holly en un hospital psiquiátrico, donde su enfermedad podría ser tratada de forma segura. Su madre se puso en contacto con el Morrigan’s, rellenando el papeleo para ingresar allí a su hija, recibiendo una ayuda económica para ello.

Cuatro años lleva Holly en el psiquiátrico. Cuatro años que le han pasado factura… y no precisamente para mejor.

Holly nunca tuvo una figura paterna. Su madre, Sarah, nunca le habló al respecto. Ella nunca estaba mucho tiempo en casa, por lo que Holly aprendió a valerse por sí misma desde temprana edad. Sarah tenía varios trabajos para poder mantenerse ella y su hija, y siempre volvía a casa agotada. Tal vez, en efecto, Holly hizo algunas cosas solo para llamar la atención…
Hace dos años que no recibe las visitas de su madre.

A Holly se le ha permitido tener un cuaderno y una cera, pues parece encontrarse más tranquila cuando se dedica al dibujo.

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